A los que han soportado
a la zumbada tanto tiempo,
se lo han ganado.
El tiempo vuela
siempre y cuando
la compañía te agrade.
Siempre es fácil retroceder
en los buenos momentos
con aquellos con quienes
los viviste.
Los puntos del mundo
parecen unirse en una ciudad
muy remota y discreta
del Noreste al Oeste de Europa.
La lengua que nos une
compensa y enriquece todas
las que nos separan
y nos hacen curiosos
de los rasgos ajenos.
Sois la variedad que necesito,
vengáis de donde sea
Roma, Santiago,Dheli,
Penrith, Mongolia Interior, Leicester,
Zaragoza, Valencia, Barcelona
porque todo me es propio
aunque ajeno y nuevo
y la propia Inglaterra es más
real también en vosotros.
Son las diferencias las que nos
unen y nos fuerzan
a cambiar
a evolucionar
a conocernos a nosotros mismos
perdidos entre tanta fiesta, alcohol y siesta.
Sois cada uno los que habéis grabado
en mi piel los momentos
que me han cambiado
y los que me hacen ver
los que éramos y lo que Erasmus
después de nueve meses
como el que renace
de sus experiencias y errores
y crece.
Después todo se diluye,
como el Robinson orange squash,
todo se diluye.
Y ya nada, y ya nos llamaremos,
y ya nos veremos en España,
o en alguna boda americana,
o ci vediamo a Roma, bella,
o see you in Madrid,
y quién sabe.
Todo se esfuma con el tiempo,
y el grafito de recuerdos en mi memoria
se emborrona con mi izquierda,
y en Madrid ya no hay nadie.
(Excepto un rubito inglés por unos meses)
Y quién sabe si fue sueño
o desvelo.
Lo malo de recordaros será echaros de menos