A Laura Rojas
Has sido tú,
sonido de vida
en mi oído,
centímetros sólo
distantes en la cama,
(Sin mimos excesivos,
tampoco carentes)
la reflexión constante
de vida que emerge
a veces entre cenizas
y siempre para brillar
(poco a poco y
discretamente,
como lo haces tú todo).
Sabiduría en neuronas
presionadas pero
incansables y siempre
preguntonas.
No descansar hasta saber.
Siempre hay corazón en su pecho.
Para rato.
Para compartir,
para conmoverse,
para apasionarse
con quien la conmueve
y compartir hasta los dolores
de la realidad vista con ojos abiertos.
Ella lucha
aunque no lo admite.
No le gusta luchar, sin embargo,
no puede evitar hacerlo
cada vez que emerge su cuerpo
de entre las sábanas y se enfrenta a todo,
lo que soporta y lo que disfruta.
Enseña
siempre más
que las maestras de antaño.
Enseña al equivocarse,
porque sabe verlo
y no solo enseña
sino que aprende.
Ella confía,
no por tonta,
ni siquiera por buena.
Confía por un acto humano
inevitable;
por esa fe positiva,
por esa fe.
Y ambas palpitamos,
aquí en NCL,
allá frente a la fontana,
en casa, Comunidad de Madrid.
Me gusta sentir tu mano
entre las mías
y oírte respirar,
siempre.
Es todo un honor, señorita.
ResponderEliminar:D
Lau. R.