Te veo
caminar
y eres...
eres...
eres perfecto.
Te escucho
recitar
tus pensamientos
y hacerlo
resulta tan
tan tan
placentero...
Te conozco
e introducirme
en tu alma es
algo exquisito.
Y sin embargo...
el espejo dice
que tu nariz es
grande...
está torcida...
tus rasgos
son blandos
y algo noños....
Y me pregunto
si tu perfección
no residirá
en mi mirada.
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