No toques la tersa piel
que de tus manos huye.
No quebrantes las promesas
que un día arrodillado expusiste...
Vete... huye... pues...
mi ira es mayor que todos
tus llantos y lamentos
que la inmensidad de tus poderes.
Porque mi palabra es mi arma
y mi corazón mi fuerza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario