sábado, 5 de julio de 2014

A.

Con versos incrustrados de J.Gil de Biedma
A de amiga
A de amor
A de Ana
Los años
nos desgastan las sonrisas, 
parece,
o nos consumen la amistad,
dicen.

Los años,
creo,
son el reto
para conocer al otro
y no perderlo en el intento.

Son los segundos
los que me convencen
de que eres la persona
imprescindible
en mi tiempo.

Tú y yo
"empezamos a ser los compañeros
que se conocen 
por encima de la voz o de la seña",
somos el hogar
de vientre casi maternal,
la clave de la calma
entre el caos personal.

No sé cómo he conseguido engañarte
y retenerte
todos estos años al costado de mi vida;
ni idea,
como quien dice,
de qué habrás visto
en el ser perdido que siempre fui.

No me creo a veces
que una mente tan lúcida
se haya dejado contagiar por esta sombra.

No entran ya estas cuestiones,
sol,
vida intensa
de lengua doble,
que eres toda luz
cuando eres tú
y ríes e inventas
tú mi risa,
me reinventas,
me haces feliz.  

Y sé que hay huecos
que nadie ya
va a poder completar
dentro de ti.

Sé que estas lejos
de tu viejo sueño
infantil,
que se te han abierto heridas
que a tu edad, joder,
no deberían agrietar tu alegría.

También sabemos que estamos juntas
en la próxima herida
que pueda rasgarnos la vida,
en el apeadero
del siguiente tren ÉL 
que se nos escape
o del que toque,
por lógica,
bajarse.

 Sabes que
en esos días rojos
en los que
tengas miedo
y no sepas por qué,
y empieces a respirar
agitadamente,
la otra Holly,
aquí,
siempre a tu lado
(doesn't mind the country you're living in)
para besarte
y deslizarte en el oído
un
my darling
de paz,
de verdad,
de casa,
de
te quiero.

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