domingo, 6 de julio de 2014

oxes

.amanece el día y dentro, por dentro, eso se llama respirar ¿amor?, se llama respirar, al menos, algo de aliento ajeno. Amanece, horizontal, amanece y superpuesta la imagen del perfil de la figura al costado izquierdo. Amanece, pero un de repente oscuridad y olor a hierbabuena, olor a noche. Se oye un roto de olas constantemente silencioso, se oye y somos nosotros chocando ya al final, temblando entre la espuma de nosotros. Se imprimen en tus paredes mis manos (por siempre) sobre tu cabeza y el latir de mis mil regiones por dentro no me permite discernir si es el mismo placer otra vez, o uno único, tuyo y mío, exclusivamente tu lengua en mi epidermis. Veo el zarandeo previo de mi cuerpo  entre tus manos, pendular ante tu fuerza, débil o sucumbida previamente por tu boca en mi otra boca, por tu reto de palabra muda. Percibo tu placer que desde mi húmeda cavidad superior te hablo en mil lenguas deslizantes de labios tiernos y fecundos en ganas de oírte chocar el murmullo con el grito desde tu propio aparato fonador, mi oralidad en mute. Pero mucho antes arriba en posición pseudohorizontal tu mano había sido cuenco de mi asiento y mi interior refugio cálido de tu tacto, y en tu tacto, tu gusto. A todo esto, se había hecho de noche y tú me invitaste a subiR 

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