domingo, 23 de octubre de 2011

Hambre poética

Bienaventurados los poetas


Porque conservarán la riqueza

De los pobres de salario.



Ellos serán aquellos

Que sin pan bajo el brazo

La línea y el trazo conserven

Para continuar, tantos años,

Con la palabra en la boca.



Que ella los alimente

¡Bienaventurados vosotros!

Que nacisteis locos

Pero bien locos,

no hay eufemismos

Posibles.



Sois quienes llevarán

El mensaje, de boca en boca,

Con el estómago vacío.



Y no os harán caso,

Los ricos de hacienda

Ni aquellos que conducen

A 200 por hora

Un ferrari amarillo

¡menudos horteras!

-Dice el poeta en su Panda.-



Quedaos con vuestro dinero,

¡Mamones!

Que yo, yo nací loco

Para ser el rey de los limpios

De espíritu, estómago vacío,

E hígado roto.



Que no necesito comer,

Ponte tu morado a langostas,

Percebes, chuletones

Y demás animales moribundos.

Yo tengo la palabra,

Que me sustenta cada día,

Porque me como la letras de tu memoria,

Sí, esa que ya no recuerdas, querido,

Porque eres un pobre, aunque sólo de espíritu.



Y nosotros ricos, muy muy ricos,

Aunque solo en ácidos versos.

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