Ya no pregunto
por qué la ausencia.
Ya no si el silencio
está o no justificado.
Los relojes marcan respuestas
con cada hora que dan.
Ya no escribo futuros
que después abortaré.
Ya no guardo
el asiento de al lado.
Los vacíos no existen
si nadie los llenaría.
Ya no temo
no tener respuestas.
Ya no reto
al silencio.
Sé que las preguntas
nunca me abandonarán.
Ya no nos veo nunca
de la mano, ¿y qué?
He descubierto
que soy hoy y ahora.
Las preguntas solo nos abandonan si morimos.
ResponderEliminarPero las respuestas... hay que buscarlas.
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