La vida es el cadáver que devora
la carne tierna entre segundos y gusanos.
Caminamos sonámbulos tras el fin
de la sonrisa que nunca llega
y es entonces cuando,
iluminados,
vemos el deseo, la vibración,
la pasión de pantalla en pantalla.
Caminamos erectos
como nuestros ancestros.
Tenemos el paso erguido,
la mente, en cambio,
nubla, polvorienta, falta de seso.
Escaleras arriba,
la estación de metro
parece una cueva troglodita:
el fuego robándonos la vida,
la vida devorándonos
la carne tierna
entre segundos y gusanos.
A fin de cuentas, la vida es la muerte que nos mata.
ResponderEliminarCerteros versos por aquí.
Saludos.