miércoles, 31 de diciembre de 2014

One

Life is a path
and I'm walking
through.


domingo, 21 de diciembre de 2014

"Por las arrugas de mi voz se filtra la desolación de saber que estos son los últimos versos te escribo" J. Sabina

Sería para ti
si no fuera porque
es para mí misma

Creía que ya estaba todo ganado, que el futuro era el plan tejido en mi cerebro; no tengo ni idea de cómo se llaman los flujos que se segregan ni en qué área ni por qué, pero los odio y me destruyen cuando no los alimento con un estímulo suyo. Todo puede denominarse instante, y fuimos un cúmulo de breves instantes absolutamente intensos, desbordantes, nosotros; fuimos 45 jornadas de instantes irrepetibles que quebramos cada vez que pretendemos repetir, saborear en los rincones de nuestras memorias. No morimos, él y yo no moriremos, Madrid tampoco, aunque pasen estaciones que nos aplasten el corazón, aunque la lluvia nos moje por separado y aunque mi sudor se adhiera a otras pieles. Madrid seguirá siendo edificios sorpresa y su sudor y su lluvia del norte a veces [el cerebro es un arma de destrucción personal], nosotros nunca más seremos los que fuimos y, sin embargo, seguiremos siendo la esencia de nosotros, la esencia que me reveló en sus ojos valientes el balance perfecto de sus tres órganos vitales de nosotros, en concordancia con los míos: la superposición con menos desperfectos, las diferencias casi imperceptibles. Cuántas veces busco ser alma, cuántas veces me mata este cuerpo que exige, si pedir es el verbo más absurdo que existe porque dar es la actividad más libre de todos los conceptos. Cuántas veces quiero salir de las circunstancias, romperme a hachazos esta cárcel que se pudre con el tiempo, si el tiempo con él es, como mucho, el ruido de mi muñeca, si él y yo podríamos morir en paz, juntos, para ser infinitos; pero cuántas veces sería capaz de minimizarme o desaparecer para que él sea quien es, que lo es sin mí, para que busque su alma con quien vivir en paz si no soy yo. La vida siempre gana la partida, porque es la que da, y ese es el don. Ahora que he aprendido las lecciones que me faltaban, vengo a recoger mi corazón, porque está en su mesa y su martillo ha hecho como debía su trabajo, fortaleciéndolo, dándole más vida. Los golpes se compensan con la felicidad que creo que le he dado, ah, y con esta sensación que siempre tendré de haber sido el instante más luminoso del mundo.

viernes, 19 de diciembre de 2014

De des que no dan

Dejaste silencio
y ausencia
y un intento de anestesia
para hacerme pensar
que no existía duda.

Darnos por muertos
no estabilizará tu ritmo cardiaco,
ni hará que durmamos mejor.

Deberse una factura de roces
a no cobrar
es la pena más absurda
que puede tener el amor. 

[ Sonrío con rabia,
por dentro me llora un mar ]

miércoles, 17 de diciembre de 2014

Realidad número 10

No todo el mundo sabe poner la otra mejilla

sábado, 29 de noviembre de 2014

Surrealismo

Pretender en vano que imaginen la superación de los límites de la perfección y lleven a cabo esas quimeras, como yo, en mi soberbia, lo pretendo.

miércoles, 26 de noviembre de 2014

Del 10


Caminar es el único motivo de seguir aquí.

Él no puede ser un motivo. 

El reguero sabe por donde no volver.

La luz del 10 de la verdad.
 

 

lunes, 17 de noviembre de 2014

Realidad número 9

Dar aire siempre supone ahogarse un poco.

jueves, 13 de noviembre de 2014

Paradiso o vita

A mi padre,
a los abuelos que nunca viví.


But the weeks go by
like birds; and the years, the years
fly past anti-clockwise
like clock-hands in a bar mirror.
Derek Mahon


Se despertó en medio de la noche, sin poder evitarlo, como si él alguna vez hubiera sufrido de insomnio si bien lo hacía de apneas. Miró a Elisa; ella seguía durmiendo, ella siempre dormía, ella dormía aun cuando simulaba que escuchaba en la cama. El techo estaba tan blanco como siempre y qué, que no podía volver a cerrar los ojos. Se giró ligeramente hacia su izquierda, donde estaba la mesilla de noche con su cajón, su cruz de metal, las gafas, el ejemplar manoseado de la recopilación de cuentos del doctor ruso Anton Chejov, el vaso con la dentadura y el vaso de agua. De entre todas las tentaciones que el mueble ofrecía, fue el vaso de agua quien atrajo su mano. Se incorporó primero, lentamente, apoyando su espalda en el cabecero de madera oscura, y apuró después todo el líquido insípido, inoloro e incoloro. Pensó en que después de beber seguro que le entraban ganas de ir al baño, y que era un fastidio tener que ir tantas veces al baño, si no tenía ya bastante con no poder levantarse de la cama sin esfuerzo. Dejó el vaso de nuevo. La verdad es que todavía no tenía ganas, a veces la próstata se portaba bien con él. Al girar de nuevo la cabeza vio que tras la puerta ligeramente abierta se dejaba ver el brillo de una luz. Entornó los ojos para dominar su pronunciada miopía y comprendió que una luz tan tenue solo podía provenir de un fluorescente, y esa era la luz de la cocina, en el piso de abajo.

Andrés no recordaba haber dejado la luz encendida, si bien es verdad que cada día que pasaba la fiabilidad de su memoria descendía cuantiosamente. Ah, ya, Elisa fue la última en acostarse y ella es quien tiene la costumbre de los vasos de agua; a Andrés le provoca siempre ganas de orinar. Odiaba, por tanto, levantarse por la noche, no tanto por el hecho de dirigirse al retrete, bajarse el pantalón del pijama y ejecutar la acción previsible, sino por el desarrollo de la previa acción, es decir, movilizar cada uno de sus recios músculos soportados por sus frágiles y cada vez más huecos huesos. Nunca lo decía en voz alta, pero siempre pensaba que la dificultad del movimiento de sus miembros provenía no tanto de su deterioro como de la realidad literal del peso de cada año de su vida, o dicho de modo meridiano, del desvanecimiento de la energía corporal a lo largo de sus 84 años.  

Se deslizó de nuevo sobre la sábana bajera con la firme intención de dormir. Cerró los ojos. Cinco segundos más tarde volvió a abrirlos: el viejo reloj de Elisa tictaqueaba en su mano izquierda de una manera absolutamente insistente sobre la almohada. Coger la dormida mano y ponerla en cualquier otro punto de la cama parecería la opción más lógica, pero también suponía arriesgarse a que se despertara, a tener que escuchar en ese momento de la noche una voz taciturna que era ya excesivamente cotidiana; las noches son para soñar. Sus ojos quedaron de nuevo abiertos; intentó recordar cuándo había tomado la última taza de café bombón de la tarde. Ah, sí, claro, como siempre, con los amigos de dominó en el bar: el café de siempre a la hora de siempre con la gente de siempre. Siempre, siempre, siempre. Siempre es una palabra que se hacía más pesada con el paso de los años, como todo su cuerpo, y al igual que este, las costumbres de siempre eran cada vez más difíciles de movilizar.  

Tic, tac. Tic, tac. Tic, tac. ¿Tic?, ¿tac? Tic, tac. ¡Tic, tac!

Se frotó los ojos, como si eso pudiera provocarle algo de sueño. A continuación se dio cuenta de que tenía la boca seca. Volvió a incorporarse y alargó la mano hacia el vaso de agua. Lo acercó a sus labios y aún quedaba una escasa gota, parecía que hubiera quedado pendiente con el fin de ridiculizar su memoria. Hizo un gesto mohíno de fastidio y recordó la existencia de otro vaso con agua. Lo meditó unos segundos y concluyó que, a pesar de sus dificultades motoras, no debía permitirse a sí mismo beber del agua donde reposaba su dentadura, aunque solo fuera por esa manía que había tenido siempre con la limpieza. Dejó el vaso vacío en la mesilla, retiró la colcha de invierno de su cuerpo y movió poquito a poco los pies hacia el borde de la cama para dejar caer sus piernas por la fuerza de la gravedad. Gracias a eso y a su brazo derecho pudo comenzar el proceso de erguir el tronco lentamente. Consiguió sentarse y posicionarse de manera vertical con el suelo. Apoyó sus puños cerrados sobre la cama, a los costados de su cuerpo y se echó hacia delante; a la tercera va la vencida: con ese último impulso pudo levantar su trasero del colchón, de modo que su cabeza quedaba más avanzada que sus pies debido a esa dificultad reciente para erigir su espalda, que cada vez tenía más chepa. Echó un ojo al parqué y se dio cuenta de que no veía sus babuchas, y el suelo estaba bastante frío. Tampoco se iba a intentar agachar a buscarlas con más ahínco y, además, estaba muy oscuro. Con los pies descalzos empezó a moverse hacia delante, encorvado, dando pequeños pasos que apenas le separaban del suelo. Acercándose a la luz, abrió la puerta de la alcoba. Al salir al pasillo, aunque la luz era tenue, notó cómo se quejaban sus contraídas pupilas. Parpadeó varias veces y cuando se le acostumbró el ojo, se dio cuenta de que no veía bien, de que se había dejado las gafas en la mesilla. Estando ya en el pasillo no merecía la pena volver, con todo el esfuerzo que ello suponía. Se agarró a la barandilla de seguridad y la siguió hasta las escaleras. Apoyó su pie en el primer escalón y comenzó a descender.

Hubo un gran estruendo, como si cayeran muchas manzanas de un árbol al mismo tiempo sobre una tierra muy dura, o como si alguien hubiera golpeado un saco de huesos contra el suelo.  

Andrés empezó a despertarse, alguien le susurraba al oído: "Mi amor, son las ocho, vamos". No era Elisa, pero tampoco se extrañó. Ya en pie miró a su alrededor. No había estado antes en esa casa, ¿o sí? El armario era definitivamente el suyo, así que lo abrió y se puso un traje. ¡Cuánto tiempo sin ponerse un traje! Echaba de menos el intenso olor a lavanda en la ropa limpia, su madre siempre ponía pastillas de jabón en los cajones. Elisa, en cambio, no era aficionada a añadir nada más, le gustaba que todo oliese a limpio y no a lavanda. En la cocina, desayunando, empezó a recordar la casa. Siguió tomando su café y su cornetto. Su mujer le dijo algo y él respondió. Después de un rato se escuchó a sí mismo hablando en italiano. Miró su mano izquierda, como siempre llevaba su alianza de casado. Ella, Giulia, llevaba otra igual, pero más fina, en la suya. Giulia, había pasado mucho tiempo, ¿no?, quizá no, él lo sentía así. Giulia, ¡qué guapa era Giulia! Morena de piel y de pelo, de pelo muy muy largo, muy muy liso, sus ojos muy azules, su piel muy suave. La moglie perfetta. Con su maletín en a mano, Andrés salió de la casa. Era definitivamente su casa de via Veneto en Roma; enfrente había una gelateria, la favorita de Giulia y de él. Andó y andó, sabiendo muy bien a dónde iba, sin pensarlo apenas.

Hematoma grave, ¿cómo ha podido ocurrir?, no se puso la gafas, rotura de cadera y pelvis, "pi, pi, pi".

Le parecía oír voces pero Roma era Roma y él sabía perfectamente a dónde estaba yendo. Sonreía porque era un día normal, de sol, en su Roma, con todas sus bellezas, allá donde fuera había belleza, había curvas por doquier: le macchine italiane, le donne italiane, il suono della lingua... El arte está siempre vivo en Roma, como si naciera de la tierra y no de los hombres, como si fuera un elemento natural más que fluía desde la arquitectura más derruida al 'Libertango' argentino de Piazzola en Santa María in Trastevere tocado por un grupo de rumanos, y ¡por el santo cielo!, esa maravilla de la creación llamada 'Apolo y Dafne', cuyas hojas perennes marmoleas llevaban siglos siendo imperturbablemente frágiles.

Siguió caminando, las motocicletas eran incontables, los accidentes poco accidentados se sucedían con sus previsibles sonidos "¡Bum!", "Bastardo!", "¡Plas!", "Va, dai, vai fanculo, stronzo!", y de repente una falda blanca balanceándose sobre un culo muy alto y rítmico, "Allora questo è lo chiamato 'paradiso' o 'vita' ", escapó un murmuro de su boca. El edificio ya estaba frente a él, el edificio de siempre de oficina blanca e amplia. La oficina que le había sacado de su penuria española, la oficina para siempre. Giulia, su mujer para siempre, quien la había sacado de su vida española y de su novia española de toda la vida hacía ya cuántos, ¿cinco años? Elisa era ahora el mero recuerdo de unos ojos tristes por donde se le escapaba el corazón y esas últimas palabras que cuando las pronunció nunca supo si algún día las llegaría a comprender: "Andrés, hagas lo que hagas, tú y yo nos tropezaremos y nunca querremos levantarnos".

En el maletín abierto todas sus cuentas eran claras, es decir, sus facturas a cobrar eran más elevadas que los pagos a realizar. Su boca era una gran curva allí, sentado en su mesa, con todos los deseos cumplidos, los profesionales y los amorosos, hasta los artísticos. Emigrar había sido sin duda la mejor decisión de su vida. La felicidad podía, efectivamente, definirse, y, sin duda, ser duradera. El amor también; el amor, también.         
    
Tic, tac. Tic, tac. Tic, tac.

Elisa podía oír su propio reloj tictaqueando en su muñeca izquierda. El silencio era absoluto en la habitación del hospital y el tiempo ese lastre que tanto le pesaba en la arrugada piel. ¡Cómo habían pasado los años!, los días parecían sueños acumulados y este despertar se formulaba pesadumbroso. Los finales son así, porque nadie quiere acabar algo que está disfrutando, por mucho que los días duelan en cada paso de anciana descascarillada, no es fácil admitir "ya está, este el resumen y he vivido por amor, soy afortunada", porque irse de la vida implica diluirse de la sangre de los corazones que te han amado; morir, quizá, sea la mayor prueba de la irrelevancia de nuestros sentimientos y nuestros actos.

Andrés dejó de ver la oficina, estaba todo blanco y no eran paredes, alargó las manos, no podía tocar nada pero no estaba ciego, las veía. Empezó a dar vueltas a sí mismo, muy confundido. Se dejó caer y, cuando se quedó quieto, tumbado cabeza arriba en la nada, con los ojitos cerrados, empezó a oler a algo nuevo, un olor de siempre arropado por un calor conocido. Sus ojos cerrados mostraban la misma blancura que antes abiertos. Se sentía en paz, con su calor y su olor; eran signos de paz. Alguien tocaba sus mejillas, de forma muy suave acariciaba su piel seca. Por debajo de la nuca, una mano le levantó la cabeza y el olor se hizo más intenso, el calor se expandió por su frente: eran los pechos de Elisa, la calidez de Elisa. Así había llorado tantas veces, con ese calor, con ese olor, había descubierto su debilidad mil veces, se la había entregado a ella.

Elisa no estaba segura de cuánto más podría aguantar la pesada cabeza de su inmóvil marido, pero albergaba el deseo de poder mirar de nuevo en sus ojos para hablarle, como hacía siempre, y despedirse. No era nada fácil romper el último silencio de toda una vida, pero "Ahora que los chicos han ido a casa, quiero que sepas, Andrés, que hagas lo que hagas, tú y yo nos tropezaremos y nunca querremos levantarnos".

La felicidad podía, efectivamente, definirse, y, sin duda, ser duradera. El amor también; el amor, también.



miércoles, 12 de noviembre de 2014

Realidad número 8


Una certeza tan grande que no me cabe la duda en el corazón

Realidad número 7

 
Cuando la sangre colma el cerebro, empieza a latir el cuerpo,
y el corazón puede, por fin, tomarse esas vacaciones.

Time and peace

Thank you for this breathing
Thank you for your hand
Your heart seems to be now
a beating clock waiting for
some time to work for.


martes, 11 de noviembre de 2014

Twister

I got this pain
of my tired bones
moaning loudly 
under the twisted muscles
so at least
I cannot hear
my crying soul.

domingo, 9 de noviembre de 2014

Analogía

Para Alba,
mi amiga análoga

¿Alguna vez nos has visto
como yo nos veo,
analogía de carácter,
seres absolutamente divergentes?

Cuán necesarios son los años
para adentrarse en los corazones,
para tener la certeza de su bondad,
 su valentía, 
su resistencia.

Tú, que habitas un bosque triste en los ojos,
tienes la misma sonrisa inocente
de nuestra infancia;
la madurez te vino dentro del corazón
-lo llevo viendo años-
y esa bondad, esa bondad tan tuya
que los tropiezos no han podido, 
ni podrán subyugar.

Nunca es fácil tener un corazón bueno,
que protege, que da,
que al latir a costa de otros
que ya no laten o que ya no comen
o que todos ignoramos,
no puede evitar gemir de culpabilidad
o dar gracias infinitas a la vida.

Ambas sabemos que querrán
mordértelo, aplastarlo,
convertirlo en un artefacto sucio y egoísta,
impregnarlo de cinismo,
vaciarlo de valores.

Pero a través de los años,
Alba,
he comprendido que eres
valientemente libre
y tan fuerte en tus decisiones
que el día de mañana,
cuando ya los años no paren de multiplicarse,
sé que habrás llegado allí
y tu corazón seguirá siendo
tan luz como tu nombre,
como lo es ahora.

Sé que entonces nos veremos
y, aunque ya no hablemos de cine
o de libros desconocidos
y el tiempo nos haya endurecido el gesto,
seguiremos entendiendo lo que pasa dentro de la otra
simplemente, porque, aunque no lo sepas,
tú y yo sufrimos
de mutua analogía.

domingo, 2 de noviembre de 2014

Looking forward

Rather than words comes the thought of high windows:   
The sun-comprehending glass,
And beyond it, the deep blue air, that shows
Nothing, and is nowhere, and is endless.
P. Larkin
I will look
forty years back
and I hope to see
a bright path behind my naked feet
and the empty immensity
challenging my weariness. 


martes, 28 de octubre de 2014

Realidad número 6


Se adhieren a él mis palabras de amor
y
,por tanto,
enmudezco
[el deasmor no tiene lugar].

Debilidad relativa

Que toda mi carne
es blanda sobre hueso débil
porque al menos
tengo el alma a prueba
de mil bocas ponzoñosas.

Realidad número 5

Bajo mis pies la tierra que piso, el único fin al que mirar, la única senda que seguir.

lunes, 27 de octubre de 2014

Realidad número 4

Estar siempre es pasajero:
Estoy en tu corazón
Soy en tu corazón.

martes, 21 de octubre de 2014

Realidad número 3

¡Ups!, algo acaba de romperse aquí dentro;
te juro que yo no he sido.

Realidad número 2

Toda aquella felicidad que no nace de mí puede hacerme pedazos

domingo, 19 de octubre de 2014

Realidad número 1

El tiempo es el único dueño de mi destino.

martes, 14 de octubre de 2014

Somos animales con frío

"El miedo es el mayor obstáculo para el amor"
A. M

Para Abel

Vi tus ojos
y tuve la certeza
de que eran valientes.

El miedo de mis venas
se escondió al verlos,
porque eran puros,
sabían atravesar mi sangre,
sabrían llegar a conocerme.

Siempre supiste sentirme,
por eso dejé ahí mi corazón,
en la mesa de al lado de tu cama,
porque es tuyo,
porque late con tu calor,
porque tú tienes el martillo.

Pero yo también te dejé
lo peor de mí:
mi miedo en toda tu soledad,
una ausencia insoportable.

Y ahora nuestros miedos
nos muerden los pensamientos,
nos mordisquean el amor,
lo ensucian a negros lametones.

Que el destino ha jugado con nosotros
también lo sabemos.
Las reglas parecían más claras
antes de jugar.

Amor, tú tienes el martillo,
tú tienes los miedos,
yo quiero ser la fuerza que los rompa
y darte la promesa de no volverte 
a dejar nunca un dolor así de solo.

Su tara

Nació perdida
y el mar supo envolverla
y ella nunca supo hacia dónde nadar.

sábado, 11 de octubre de 2014

Absence

Que ya no tengo paz
y todo es ruido.
 
Que los días son
olas de eterno.

martes, 2 de septiembre de 2014

Refugio y hogar

Para Abel

Versos incrustados de
Manuel Altolaguirre,
Gino Paoli
y Gloria Fuertes 

No es ya secreto
que se descaman
las horas
cada vez
que en horizontal
cerramos los ojos.

Me cuesta acabar la maleta
como quien concluye un capítulo
que aún no ha comenzado.
Cruzar la puerta de casa
y comprobar que el tiempo
no es una medida
sino una suma [tú+yo= : )],
percepción de felicidad.

"Vivo despacio sin ti,
sin ti mis horas son largas"
y podría pasarme la vida
curándote todas las heridas
que no te dejas ver,
buscándolas detrás de tus ojos-sonrisa,
besándolas mucho,
queriéndolas así.

Dentro,
estás muy dentro,
casi sedimentado,
del todo parte de mí.
-Siempre dentro,
siempre
-Cross your heart

No busco tu promesa
ni tu obligación.
Tu libertad inunda
todo este espacio,
las puertas nunca
se cerrarán con mi llave.

Septiembre. Septiembre.
Mezzo settembre.
Después deberé a tu ausencia una vida
y no sabré cómo llenarla.
El tiempo contigo es otra cosa.

Que "come ieri sono perso
nei tui occhi grandi, oscuri
che mi guardan dentro al cuore",
que el amor de verdad se ve,
se toca, se huele, se muerde,
se hace.
Así, me haces
cualquier animal bueno.

"Se un giorno io perdesi te,
io resterei metà di me,
io resterei metà del mondo",
y seré mitad
y seré frío (y el del frío eres tú)
y seré la sombra que era
["yo quisiera ser ángel y soy loba,
yo quisiera ser luminosamente tuya
y soy oscuramente mía"].

Irse es sinónimo de huir
y quizá ese fuera el motivo,
pero ahora no soy grieta,
no soy más duda.
Sé que me darás la mano,
me arrimarás la maleta,
besarás mi frente,
dirás 'hasta luego',
nunca adiós,
porque aquí dentro
tienes tu refugio
y en tu pecho
tengo mi hogar.

Que de plurales vidas
esté tu vida llena,
Abel,
y yo que lo vea.

viernes, 22 de agosto de 2014

"Aunque a tu lado escuches el susurro de otra respiración" J. Gil de Biedma

"Despiértate, la cama está más fría
y las sábanas sucias en el suelo".

Somos albada cuando somos rotura,
cuando hay grieta,
cuando no sé cómo lates hoy.

Soy duda
cuando miro el reloj
y ya no quedan segundos.

Soy miedo
cuando me miro dentro
y no hay corazón
y está en tu mesa,
y,
por favor,
cuidado con ese martillo
que llevas en la mano.

martes, 19 de agosto de 2014

Eco

Golpe
Golpe
Golpe
soy
la niña
que se rompe
por inercia
por sonido
por idiota.

Ruido
Ruido
Ruido
lato 
luego existo
existo 
luego
muero.

Uno
 Otro 
Otro
tengo dentro
un arsenal
de besos ponzoñosos
y
me golpean
rota
y
muerte.


rompe el eco
de 
esta 
agonía.

lunes, 11 de agosto de 2014

La visión ciclópea


Para Abel
Con versos incrustados de Neruda y Hierro

Yo, que tenía toda la soledad
en el bolsillo derecho
-para mí solita-
para todo el tiempo
que me quedaba en Madrid;
yo, que me calzaba cada día
las sandalias de plomo
para evitar romperme
-como siempre-
al caer en picado a la realidad
de dos cuerpos egoístas;
yo, ésa que ponía fecha límite
a todas sus relaciones
-consumir preferentemente antes de-
porque ninguna,
-ninguna-
sería imperecedera,
ahora,
voy a tener que empezar a creer
en la sencillez de la palabra nosotros.

"Tu casa era llamada
la casa de las flores, porque por todas partes
estallaban geranios".
En ella, un tic,tic,tic horizontal
se alargaba en nuestros brazos
en noches imposibles de creer.
Rebotaba la palabra TIEMPO,
tan intenso el TIEMPO,
tan remota la noche
del camino a hoy.

Ahora tengo un vacío de soledad
y soy la mitad de un todo.
Quitome él las correas de cuero,
pero me enraizó, libremente,
en la tierra de la cordura.

"Toqué tu frente como
si me fuera a morir
un instante después.
Igual que si me anclases
a la verdad"
y al futuro.
El instante es el sudor que creamos,
la eternidad, tu mirada en mi retina.

El tiempo nos atará las manos,
-pistola en la sien-
querrá que claudiquemos,
que me ampute un pedazo de vida,
que olvides todos los verbos
que empiezan por C,
-cocinamos, creemos, coloreamos-
el tiempo pretenderá que me olvide
del rincón caliente dentro de ti,
de nuestros juegos,
de tus historias,
de mis palabras sinceras en la cama.

El tiempo se ríe en mi cara,
me llama ilusa,
me escupe los segundos de agosto
y, cuando llegue septiembre,
desollará cada jornada en mi cuello.

Las palabras se retuercen en nuestra boca.
Somos la acepción más elevada,
la visión exacta desde un punto,
la unión perpendicular de lineas independientes,
dos caminos que nunca dejarán de cruzarse,
dos interiores con vistas increíbles.

Déjame que me acerque,
cara a cara,
y que te roce,
porque en tu ojo ciclópeo
podría pasarme la vida
siendo quienes somos.

El pasado siempre vuelve II

Decidí incluirle en mi vida
como un elemento propio
de mi anatomía,
de manera que
ahora la mutilación
es irremediable.

Comprende que ya
no admita
aquí
sangre fuera de mi sangre.




lunes, 21 de julio de 2014

Camino vertical

Siempre hay quejidos
que entorpecen la claridad de la vida
en lo alto de la torre.

El llanto del exceso
en los más alto.

Es empinado el camino;
la planicie sencilla
queda para los entes
de muerte cerebrocultural.

El camino es empinado;
disfruta de las curvas,
de todo aquello
que te encienda el orgasmo
          [muy dentro]

Ignora los quejidos
[el calor, el miedo, la ñoñería]
porque
el camino es empinado.

Nacer es caer,
crecer, subir escalones:
te espera la cúspide,
su éxito, la verdad,
y tu satisfacción.

Te espera la ciudad a tus pies,
el viento en el cuerpo,
el olvido del sol.

Ignora esos quejidos,
sé lo que siempre quisiste ser:
la felicidad eterna,
el alma exenta del cuerpo.

Giralda, Sevilla
Julio 2014

Y el mar

Y entonces,
cuando la ola surge con calma,
después de un aire precavido,
estoy yo,
concha en la arena,
restos calizos
mecidos, zarandeados,
inertes,
como soy,
no muerta,
INERTE.

En mi superficie
hay vida que late:
musgo, alga;
y yo soy ser vivo
-milenario-
pero seco,
desnutrido,
compuesto por
minerales inútiles
que no saben ser 
nada más
que albergue de otros seres,
elemento que se da
-pobremente-
a vidas ajenas.

Looking for good quality


Ya no quiero decir
nada más
que no sea
TRASCENDENTE,

porque el arte
no es PRESCINDIBLE
y las excesivas palabras HUECAS
vestidas de obra
convierten el ARTE
en un gasto digno de
RECORTAR.

Ser lo que soy

Deslizar la tinta 
sobre el blanco
descongestiona
el roto de las costuras
desmembradas
que me alambran la estructura.

Tengo el signo
"?"
en la punta de mi pie,
como si el camino
me hubiera elegido 
ya pronosticando mi/su fracaso.

He sufrido 
todas las dicotomías
de los sementales
que macularon 
mi dentadura. 

Recorrí, 
por tanto,
mil sendas de posesión ajena
por no saber reconocer 
la impronta de mi extremidad: 
ingerí la medicación necesaria
para tolerad de J la indiferencia;
respeté la libertad química de Jad;
amortigüé la caída
del vertiginoso vuelo con A
gracias al poliformismo de mis tripas,
y me quedé mil veces
a las puertas del corazón de M
[conseguí me que diera igual].

Ya sólo me quedan
el silencio,
el vacío,
saber de mí,
SER,
como si ser
fuera un verbo
progresivo, constructivo, futurista;
nunca más pretérito.
Soy, siendo, seré,
nunca fui,
porque no era nadie
hasta que esta tinta
deslizada en el blanco
decidió ser
la firma del propósito
que me lleva a declarar
que soy lo que escribo,
lo que hago, 
todo lo que la soledad me ampara,
todo lo que ellos nunca consintieron
aprender de mí.

Todo eso
SOY.


jueves, 10 de julio de 2014

"Este camino me eligió libremente", André Breton y Jean Schuster

Ese día salí de casa cargando todas mis pertenencias imprescindibles e inherentes a mi condición de ser humano. Llené la cartera de billetes, sin olvidar la tarjeta de crédito, y en el bolso ordené los elementos que completan mi vida, que me hacen más eficaz y más persona de este siglo: en el bolsillito van el mando del garaje donde protejo mi lícito coche nuevo de alta gama y las llaves también a distancia (los trabajos manuales no son aptos para nobles) del mismo; en otro compartimento resguardo mi inseparable smartphone con el que me puedo relajar de vez en cuando en la oficina gracias a sus tres mil quinientas aplicaciones absurdas, además de poder estar conectada con todo el mundo en todo momento y así evitar hablar con mis compañeros de trabajo a los que luego felicito por su cumple fielmente gracias a que cierta aplicación absurda me lo recuerda (es absurdo felicitar a alguien a quien no cuidas todos los días); pegado al smartphone, tengo el mp5 o 6 o 7, no sé, el mejor, que escucho con unos cascos enormemente llamativos que suenan de puta madre y, gracias a los cuales, puedo sentir que tengo a Mick Jagger a la verita mía reventándome el oído mientras los niños del parque incordian con sus risas. En el compartimento general llevo los quasi-entes  más personales y valiosos de mi ser que podrían considerarse prácticamente órganos vitales de mi anatomía personal; me refiero a mi cámara fotográfica reflex capaz de inmortalizar con todos sus píxeles desde el instante más impresionantemente inalcanzable, como el zarpazo de un león ávido en el muslo derecho de la gacela más estilosa, hasta la más absurda y hueca mueca de mis conocidos en un día de pedo absoluto; también a mi tablet supersónica con la que puedo hacer de todo o que me facilita la vida a la hora de hacer ciertas cosas, según el anuncio, desde mejorar en el deporte que nunca practicaré, hasta afinar el instrumento que nunca aprenderé a tocar; además, en la tablet están las misma aplicaciones absurdas que tengo en el smartphone, pero así puedo dejarles una de las dos cosas a los niños de mis familiares y amigos que se empeñan en que entretenga; por último, llevo mi computer con símbolo de manzana con el cual puedo retocar las fotos hechas con mi reflex, o robar películas por internet a directores de cine honrados, o meter música en el mp5 o 6 o 7, cuyos derechos tampoco pienso pagar (no por falta de fondos, sino de ganas), y sobre todo, puedo escribir novelas y poemas que luego publicaré en un blog de internet y posteriormente en libros cuyas hojas procederán de árboles antiquísimos con la única intención de que la gente me lama el ego.

Cargué todas estas cosas en el bolso y no volví a casa durante todo el día, el cual había resultado ser alegre y maravilloso: fui al trabajo en coche, comí suculentamente, estuve en la ciudad y use el metro, visité a amigos en un barrio humilde y regresé a la noche. Parecía que lo llevaba todo conmigo, pero de vez en cuando sentía un pálpito de preocupación en mi interior y rebuscaba en mi bolso de piel y todo estaba en su sitio. 

Abrí la puerta blindada con la llave única en su especie y descubrí dos pequeños objetos en el vaciabolsillos de la entrada. Me quedé ahí, casi en el rellano y, joder, mi cerebro empezó a proyectar imágenes desparramadas del verdadero día: por la mañana, un accidente de moto en la carretera en el cual yo no estaba directamente involucrada; a medio día, un mendigo en el suelo con un cartel de súplica; en la ciudad, manifestaciones de varios niveles de indignación; en el metro, un padre desesperado pedía ayuda para no ser desahuciado y, por último, en el barrio humilde, unos niños tísicos huían tras robar a una anciana. Yo, mientras tanto, andaba muy ocupada maximizando la utilidad del interior de mi bolso. En el vacíabolsillos, el objeto rojo se estaba secando y el segundo era cada vez más transparente; creo que hacía muchos días que no usaba ni mi corazón ni mi sentido común.

Este camino te eligió libremente, y así es como tienes que deshacerte de él.

domingo, 6 de julio de 2014

oxes

.amanece el día y dentro, por dentro, eso se llama respirar ¿amor?, se llama respirar, al menos, algo de aliento ajeno. Amanece, horizontal, amanece y superpuesta la imagen del perfil de la figura al costado izquierdo. Amanece, pero un de repente oscuridad y olor a hierbabuena, olor a noche. Se oye un roto de olas constantemente silencioso, se oye y somos nosotros chocando ya al final, temblando entre la espuma de nosotros. Se imprimen en tus paredes mis manos (por siempre) sobre tu cabeza y el latir de mis mil regiones por dentro no me permite discernir si es el mismo placer otra vez, o uno único, tuyo y mío, exclusivamente tu lengua en mi epidermis. Veo el zarandeo previo de mi cuerpo  entre tus manos, pendular ante tu fuerza, débil o sucumbida previamente por tu boca en mi otra boca, por tu reto de palabra muda. Percibo tu placer que desde mi húmeda cavidad superior te hablo en mil lenguas deslizantes de labios tiernos y fecundos en ganas de oírte chocar el murmullo con el grito desde tu propio aparato fonador, mi oralidad en mute. Pero mucho antes arriba en posición pseudohorizontal tu mano había sido cuenco de mi asiento y mi interior refugio cálido de tu tacto, y en tu tacto, tu gusto. A todo esto, se había hecho de noche y tú me invitaste a subiR 

sábado, 5 de julio de 2014

A.

Con versos incrustrados de J.Gil de Biedma
A de amiga
A de amor
A de Ana
Los años
nos desgastan las sonrisas, 
parece,
o nos consumen la amistad,
dicen.

Los años,
creo,
son el reto
para conocer al otro
y no perderlo en el intento.

Son los segundos
los que me convencen
de que eres la persona
imprescindible
en mi tiempo.

Tú y yo
"empezamos a ser los compañeros
que se conocen 
por encima de la voz o de la seña",
somos el hogar
de vientre casi maternal,
la clave de la calma
entre el caos personal.

No sé cómo he conseguido engañarte
y retenerte
todos estos años al costado de mi vida;
ni idea,
como quien dice,
de qué habrás visto
en el ser perdido que siempre fui.

No me creo a veces
que una mente tan lúcida
se haya dejado contagiar por esta sombra.

No entran ya estas cuestiones,
sol,
vida intensa
de lengua doble,
que eres toda luz
cuando eres tú
y ríes e inventas
tú mi risa,
me reinventas,
me haces feliz.  

Y sé que hay huecos
que nadie ya
va a poder completar
dentro de ti.

Sé que estas lejos
de tu viejo sueño
infantil,
que se te han abierto heridas
que a tu edad, joder,
no deberían agrietar tu alegría.

También sabemos que estamos juntas
en la próxima herida
que pueda rasgarnos la vida,
en el apeadero
del siguiente tren ÉL 
que se nos escape
o del que toque,
por lógica,
bajarse.

 Sabes que
en esos días rojos
en los que
tengas miedo
y no sepas por qué,
y empieces a respirar
agitadamente,
la otra Holly,
aquí,
siempre a tu lado
(doesn't mind the country you're living in)
para besarte
y deslizarte en el oído
un
my darling
de paz,
de verdad,
de casa,
de
te quiero.

martes, 24 de junio de 2014

"Al amanecer la carne se deshace en el cielo de mi boca" Victor Sierra

Cual hebra
de dulce rosado
la carne de sueño
ya no es carne,
no piel, no abrazo,
no hay labio en 
el cielo de mi boca.

Queda un vaho
un "me muero de ser"
que huele a rancio

miércoles, 18 de junio de 2014

Vacua

Soy lo que no he sido:
un alma embalsamada
carente de contenido.

Sueno hueca por dentro de las carnes
-no me queda ya miedo que se queje-
y a ratos me pregunto si no he muerto.

¿Qué fui yo que ya no he sido?
Me recuerdo más "buena",
menos amnésica también, 
con sonidos de moneda en los bolsillos
"siempre"
a pesar de no tener.

Quizá quede de mí ya sólo el eco
del hueco que ahora soy,
yo, que siempre he sido tantas voces de conciencia,
pseudomadre ajena tocahuevos,
no soy.

Pasa la vida,
pasa ante mi cáscara
y yo quieta,
embalsamada,
viendo morir otras carnes.




Parece que eso no importa. 

miércoles, 11 de junio de 2014

Breve ceguera

Que hayan sido ojos
ciegos
por segundos escasos
-enfermedad-
no justifica
que no sepan,
a pesar del alcohol
(o de la regla),
lo que siente
el alma acomodada entre los huesos.

jueves, 15 de mayo de 2014

¡Cuántas veces las piernas femeninas se nos suben a la cabeza como un alcohol fuerte! R. Gómez de la Serna

   
No te pierdas el recital "Sus piernas como un alcohol fuerte" de Gema Palacios y Clara C. Scribá
Este domingo 18 de mayo a las 9 en Aleatorio, calle Ruiz, 7. 
Presentaremos "Compañeros del crimen" y "Plurales"

miércoles, 7 de mayo de 2014

...r

A Ro

No existe amor más puro
que éste que nunca se consuma o hace,
porque siempre será una tenue llama incandescente.

No hay que encender más pieles,
la del corazón es la única que prevalece
entre ruinas y escombros.

No existe amor más puro que este
que nunca se consume.

domingo, 4 de mayo de 2014

Grito amortiguado I

¿Es ésta la joven prostituta de la que hablabas?
                                                                               (¿a qué vienes ahora, juventud?)
¿Esa de conjunciones nasales con timbre i repetidas?
                                                                               ( ni-ni, ni-ni, ni-ni)
Yo no la he visto

,es decir,
 
no me he visto tan rendida como dices,

no me he visto tan lúdica ni tan egoísta.

Me he visto reflejada en otros mil pedazos

de carne pensante y tierna,

ordenada sobre sus huesos,

articulando miembros y palabras,

con cada uno de sus ojos (de hombre o de mujer)

destellando la verdad

mientras estudian, o charlan, o caminan hacia ninguna parte.

He visto sus años de esfuerzo en la frente,

como un sudor que se sale de las cuencas

a inundar la incertidumbre,

a alimentar la desesperanza.

Les he visto a todos ellos

abarrotar bibliotecas de guardia

y soñar con los ojos abiertos (por eso del café)

si quizá exista el futuro, ¿qué quieres ser de mayor?
                                                                              (¿Podré ser algo?)



No sé dónde está la fórmula

que nos vaya a sacar de ésta.

No tengo ni la más remota idea de si las horas me darán trabajo.

Pero afirmo y reivindico que valemos sobre todas las cosas

,no sólo por el esfuerzo,

también porque somos humanos.



¿Es ésta la joven prostituta de la que hablabas?




domingo, 20 de abril de 2014

"No estamos jamás donde morimos definitivamente, sino donde morimos día a día" José Hierro

Recuerdo a los escritores muertos
con versos incrustados de José Hierro

¿Dónde están vuestros restos?
(Las palabras desde el aliento,
la palpitación viva).
Cenizas del arte en la palabra
que hoy pronuncio
("no tengo miedo a nombraros,
cosas vivas, transitorias").

 Se apaga vuestra voz,
(¿es eso posible?)
a pesar de vuestro verso en mi grito.
Quizá sea eso:
literatura
Y nada de carne en la idea
que dejasteis aquí,
en lo que no es ya blanco ni vacío mental,
sino hueso de letra dura.

"Boca ardiendo contra otra boca",
leo.

No me digáis que no estáis
si yo os veo en lo que habéis hecho,
vosotros los escritores muertos,
que no teníais más remedio que doleros
y consolarnos al medir las penas.

Al final solo queda lo que haces por los demás
y vosotros habéis hecho
algo inevitable,
pero único.

miércoles, 9 de abril de 2014

Canto a los re-evolucionarios

A y por Edgar,
re-evolucionario entre las nubes

Vamos a poner nuestros cerebros
sobre la mesa,
como si así pudiéramos
creernos inocentes
de todo lo que pensamos:

que no nos quejamos por vicio,
ni reclamamos lo nuestro
en plan quimera quijotiana;

que no somos ganado fácil
para esos perros políticos 
que muerden las carnes 
de nuestro esfuerzo;

que sois menos de los que pensáis,
lo pensamos y lo sabemos.

Aunque no os lo creáis,
nuestra bondad es la fuerza.

"El desarrollo no es sólo sumar riqueza,
aumentar consumo;
es la lucha por la felicidad humana.
La única cosa trascendente para
cada uno de los seres humanos es la vida",
ha dicho Mujica

La re-evolución es renacimiento,
reencontrarse con lo trascendente
y limpiarlo de impurezas.

La evolución parece ser la hija
pródiga de la ciencia
que se prostituye en iPads,
iPods y otros superficialismos.

Tu re-evolución sabrá
luchar contra el consumo.

Y no creernos ya futuro así,
tan defectuosos,
será si sabemos hacernos oír
sin desgañitarnos.

¿Sabremos ser re-evolucionarios?




sábado, 5 de abril de 2014

Crimen ejemplar #1

Dijo que me había leído. Afirmó que era pésimo, infumable, atragantador, vomitivo, del tipo 'estadoderedsocial'. No lo dijo, lo gritó. Escupió sobre mis mil y tantas palabras. Nunca dijo por qué.

No me negarán que la ocasión se merecía que afilase los bordes de mis hojas.

Era precioso: parecía un manantial de sangre literario.

martes, 25 de marzo de 2014

El pasado siempre vuelve II (Allegro)

Clásica, clásica, clásica
¡Esa música, por Dios!
(¿Qué he hecho yo para merecer esto?)

Esas notas 
tic tac

¿Por qué, Dios, por qué
me clavas las espinas
de su memoria en la mía?

Y ya no soy quien iba a ser:
la nena feliz que besaría SUS sienes
(Jo)

Corona de espinas en las mías
cada acorde o pizzicato 
que me taladra las neuronas.

[Clara, ¡Por Dios! ... ¿Todavía?]

'Tenga cuidado para no introducir el pie entre coche (¿qué coche?) y andén'

(¿Y si meto el pie?
¿y si lo meto?
¿y si me meto dentro y que me aplaste el tren?)

[Clara, ¡Por Dios!]

¡Niña, que te caes!

Vale, vale, señora,
no me tiiiiro.

(Respira, Clara)

Respiro,
 pero
que alguien
le diga a ese hombre
que le pago todo lo que me pida
si deja de torturarme con 
SU
pieza favorita. 

jueves, 20 de marzo de 2014

*


Busco en ellos un escombro de ti
bajo mis ruinas errantes y erradas
que sea pilar de algo
o pavimento donde dormir
prediciendo nuestros errores.

Escrito

‘Me ahogo’
-dice-
‘bajo el yugo
de nuestras propias
exigencias.
Pero también
bajo las montañas
de los currículum
que he impreso
con el dinero pa comer
y que ellos han roto
ni siquiera con sus sucias manos.’

Nos ahogamos
porque ningún curso es
suficiente
para ser el mejor,
a no ser que quieras matar al otro.
Morimos un poquito
todos los días esta juventud
desempleada e inútil.
Él ya debe de tener 40 años
por dentro
y eso que
su piel es fuerte y tersa
todavía, aunque fume.
Somos una juventud perdida
antes de haber sido jóvenes.
Sospecho que
ya nacimos así
porque supimos
usar los ordenadores
antes que nuestros
progenitores
y eso va contra natura.

Ya nuestro momento de gloria
ha pasado.
Ya lo tuvimos con la gameboy,
con la play.
Fuimos expertos en sms
y ahora ya no servimos
para nada.
Tiene ese dolor en el pecho
propio de los perdedores
y se siente entre la espada y la pared
cuando regatea monedas
a los mendigos.
Su conciencia daría millones
y su bolsillo solo piensa en
‘O eso o el máster fuera’.

Y es un egoísmo casi ajeno,
un  egoísmo obligado
por los hijos de puta
que roban bajo la ley
y recortan con tijeras de oro.

‘Me ahogo
y quiero irme de aquí’.
Se irá con sus currículums
roídos
y el sueño del máster fuera
si el viento sopla a favor.
Igual naufraga como
en la isla de Lampedusa
los africanos sin suerte.
Igual naufraga su alma
en ese mar de almas muertas
tras una lucha acalorada
por un poco de dignidad laboral.

‘Tengo dos carreras,
máster en Cambridge,
dos cursos de formación
extracurricular.
Habló inglés
y francés,
un poco de chino.
También tengo ilusiones,
ganas de ser útil
y de saber más.
Soy leal y hasta
fiel a mi novia.
Ni siquiera he soñado nunca
con tener una mansión,
con un loft me vale.
Ella tampoco trabaja
más que enseñando
inglés a nenes pijos.

Mis viejos ya…
son mayores
y la pensión está aún
en la duda del significado.
Ni siquiera soy ya
digno de sus cuidados.

Y ahora, señor empresario,
antes de que triture mis esperanzas
y me eche de aquí sin piedad,
déjeme que le diga
que algo me hace sospechar
que ya todo estaba escrito.
Que mi muerte no va
a cambiar el mundo.

Que no hay nada que hacer.
Que ya estaba todo trazado
desde que nací hijo de obreros.

Que ese lema de
todos somos iguales y
todos tenemos derechos
es la mentira
que os ha hecho ganar dinero.
Y he descubierto dos verdades:
que ya estaba todo escrito
y que la pseudolegalidad
es el opio del pueblo.’
Su cuerpo sigue vivo
y vaga en el naufragio
del INEM,
pero su alma,
su alma ya…
deshilachada y
rasgada
no tiene salvación.